LA HISTORIA DE MARINA




Hoy os traigo la historia de Marina, una joven de aproximadamente 27 años que decidió contar su historia para concienciar a los demás sobre la gravedad del bullying y el cyberbullying, resaltando lo que supuso para ella aquella situación.




“Al principio el acoso no era algo diario, sí que de vez en cuando hacían algún comentario porque siempre he estado gordita, pero yo tenía mis amigas en el cole, no es que estuviese sola. Pero luego pasó una cosa que fue lo que desencadenó todo. Fue en 3º de la ESO, cuando tenía 15 años más o menos. Me puse mala una tarde y no pude ir a clase. Después me acerqué al colegio con mi madre a recoger mis cosas para poder hacer los deberes y una niña en la puerta del colegio nos dijo que algunas personas habían estado cogiendo mis cosas, que habían estado jugando al fútbol con ellas y que me habían tirado cosas a la basura. Cuando llegué a clase vi que algunas cosas estaban en la papelera y que me faltaban otras. Mi madre habló con la profesora después de eso y empezaron a preguntar a la gente en clase para ver quién había sido. Como nadie decía nada nos amenazaron con castigar a toda la clase y empezaron a sacar a gente para hablar uno por uno con ellos, hasta que al final expulsaron a una chica. Entonces fue cuando noté que algo cambiaba y toda la clase me hizo el vacío, incluso mis amigas. Eso fue lo más duro, porque pensé que mis amigas de toda la vida me iban a apoyar, pero no. A partir de entonces cuando iba a clase la gente me miraba mal o no me saludaba.

No me acuerdo bien de todo en aquella época, mi memoria ha borrado algunas cosas, tengo un poco de memoria selectiva. No recuerdo que ningún profesor viniera a hablar conmigo entonces o hablase con el resto de la clase. Sí es verdad que la tutora intentó buscar a la persona que había tirado mis cosas, pero lo gestionó mal porque en realidad me convirtieron en el objetivo de toda la clase.

Por las mañanas no quería ir a clase, no tenía ganas de salir de la cama. Nunca he tenido problemas con los estudios, pero era como ir sola a clase, sola con un montón de gente. En los recreos estaba sola o me iba a la biblioteca a leer. Los fines de semana a veces jugaba con mi hermana pequeña, pero nada más, los pasaba sola, no salía. Eso duró como unos 2 meses, y unas semanas antes de que acabase el curso tuve un accidente de moto. Me hice daño en una pierna y me raspé los dos brazos, los tenía en carne viva, así que tuve que estar de reposo en casa durante varias semanas y no pude volver al colegio. Eso para mí fue un alivio.

El curso siguiente cambié de colegio, me fui al instituto. Fue como abrirme al mundo, empecé a conocer más gente, gente que de verdad valía la pena. Durante todo el tiempo que duró aquello ningún amigo me apoyó, mi único apoyo fueron mis padres. Aquello me hizo sentirme más insegura de mí misma, sentía mucha ansiedad y a veces me daba por comer. Hubiera sido bueno tener apoyo psicológico en aquellos momentos porque entonces no era capaz de entender ese abandono que sentía.

No guardo rencor ni odio, lo que hice fue aprender de aquello. Intento siempre pensar en los demás y me he hecho más fuerte.

Hay que informar de qué es el acoso y qué consecuencias puede tener para las personas que lo sufren. Yo no sé si (mis compañeros y compañeras de clase) eran conscientes de que lo que hacían tiene un nombre, que tiene unas consecuencias y que afecta emocionalmente. Creo que habría que educar más en la empatía. Muchas veces he pensado qué les diría si me los encontrase. Y la verdad es que no lo sé.

Si pudiera volver atrás intentaría cambiar algunas cosas, intentaría hacer algo. Quizás trataría de hablar con la gente, explicarles que el colegio tomó unas decisiones sin contar conmigo cuando expulsó a mi compañera, y yo quedé como la chivata. Entonces me sentí desprotegida.

Siento rabia y mucha impotencia cuando veo y escucho las noticias sobre situaciones de acoso. Hace poco vi en las noticias que un colegio había indemnizado a una alumna porque había sufrido bullying y pensé que al menos se habían tomado medidas. Hay que cortarlo de raíz, informar, intervenir y atender a la persona a la que se lo han hecho. Además ahora con el móvil y las nuevas tecnologías es hasta más fácil hacerlo, y también es más cobarde. El acoso no es solo que te peguen, es también que te hagan el vacío y que te insulten”.

Recuperado del Informe: "Yo a eso no juego" - Save the Children (2016).


Al igual que el testimonio de Jasper compartido en un post anterior, pienso que debería ser leído con atención en el aula para, posteriormente, poder responder a las preguntas planteadas a continuación:
  • ¿Qué le ocurrió a Marina?
  • ¿Con cuántos años comenzó a suceder?
  • ¿Cómo se sentía Marina?
  • ¿En qué consistía la situación?
  • ¿Cómo afectó a la vida de Marina?
  • ¿Cómo se siente en la actualidad?
  • ¿Cómo habríamos podido ayudarla?
  • ¿Qué piensa que debemos hacer ante estas situaciones?

Todas estas cuestiones podrían responderse mediante un cuestionario online o la herramienta Wizer.me, que permite crear hojas de trabajo interactivas de gran atractivo para el alumnado. 




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